viernes, 21 de noviembre de 2008

Del Padre Jimy Bula, de Colombia.

Hermanos.

En algunas ocaciones he escuchado sacerdotes romanos decir, los hijos son mios, pero no me caso porque soy célibe.

Encuentro esta expresión, muy común entre el clero, muy acomodada a las circunstancias que cada uno vive.

Si es homosexual practicante y no se casa ¿ Es Célibe?

Si es un hombre normal practicante y no se casa ¿ Es Célibe?

Ya está bueno de manipular el idioma, San Pablo fué enfático.

Si no pueden contenerse, cásense.

Están divididas las opiniones en cuanto a la interpretación de 1 Co. 7:15. Mientras algunos interpretan la primera parte del texto como un justificante para el divorcio y segundo matrimonio, en el cual el cónyuge inocente pueda encontrar la paz, otros consideran esta última frase como imperativo de celibato perpetuo por parte del que ha sido casado alguna vez. La exégesis conjunta de ambos textos parece inclinarse a la idea de que es deber del cristiano buscar la paz hasta el máximo posible, y que si el infiel se aparta, (o sea, abandona el hogar común), el creyente está libre para buscar la paz en un segundo matrimonio.
Si el matrimonio se halla en el orden de la creación, ¿qué sucede con aquellos que permanecen solteros? Algunos entre ellos lo hacen voluntariamente, «por causa del reino de los cielos» (Mt. 19:12), como Pablo (1 Co. 9:5, 15). En efecto, el célibe se halla menos implicado en los asuntos de la vida y menos limitado por el deseo de complacer a su cónyuge; puede así consagrarse a un servicio determinado para el Señor sin distracciones de ningún tipo (1 Co. 7:32-35). Ello no significa que el celibato sea puesto a un nivel más elevado en la escala de la santidad que el matrimonio. Cada uno tiene que discernir el llamamiento particular y el don personal que haya recibido del Señor (1 Co. 7:7). El cap. 7 de 1 Corintios es el único pasaje dedicado al celibato; se comprende que Pablo, al justificarlo plenamente, dice: «El que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor» (1 Co. 7:38); él desearía, desde su punto de vista, que todos los hombres fueran como él y que se ahorraran muchos dolores (1 Co. 7:7, 26-31); pero afirma que no hay mal alguno en el matrimonio, sino todo lo contrario (1 Co. 7:27, 28, 36, 39). Cada uno debe buscar la voluntad de Dios de manera individual (1 Co. 7:7-9). Si alguien se siente llamado al celibato, es que el Señor se lo ha dado como don; su soltería podrá quedar ricamente compensada, como en el caso de Pablo, con una gran familia espiritual (1 Co. 4:14-15). Si alguien se siente llamado al matrimonio, será en este estado que glorificará verdaderamente a Dios..
Yo no lo soy ni lo seré.Bendiciones

JBG

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