La santidad en la Iglesia Vetero.
Hermanos y hermanas en el Corazón de Jesús:
En poco tiempo estaremos Celebrando la Solemnidad de Todos los Santos. Esta festividad observada el 1 de Noviembre en el Occidente, y el primer domingo después de Pentecostés en el Oriente es para celebrar a todos los cristianos que están en la Iglesia triunfante (=en el Cielo). Para pedir su intercesión y seguir su ejemplo.
En un himno de san Efrén del año 355, se habla de una conmemoración de todos los mártires el 13 de mayo, mientras que un sermón de san Juan Crisóstomo del año 395, muestra que Antioquia recordaba a sus mártires el domingo siguiente a Pentecostés, fiesta que con el paso del tiempo incluyo a todos los santos, además de los mártires.
La santidad es para los Veteros un don de Dios, un estado de Vida, es una Vocación.
Un santo es aquel que se ha consagrado totalmente a Dios. Es alguien que vive incendiado por el amor a Dios. Un santo es el que ama sobretodo las cosas a Dios, que ama a la Iglesia como a su madre y a toda persona como a sí mismo.
Un santo no es aquel que hace milagros, ya que el único que hace milagros es Dios, los santos interceden como Abraham intercedió por Sodoma y Gomorra Gen. 18, 16-33 o como la Virgen María intercedió en las Bodas de Caná de Galilea Jn. 2,1-12.
Un santo es aquel que hace de la recepción de la Eucaristía el Centro de su Vida Espiritual Jn. 6,54-58
Los santos mientras caminan en la Tierra tienen sus defectos y pecados 1 Jn. 1,8, pero luchan apoyados por la gracia de Dios por dejar de hacer lo que le desagrada a Dios.
El único que es perfecto, infalible es Dios.
Todos los bautizados somos santos, ya que por el santo Bautismo somos consagrados a Dios, tarea de nosotros es responder al llamado que Cristo nos hace de vivir en santidad.
Los santos que aparecen en el calendario son una paqueña parte (muy, muy pequeña) de los santos que hay en el Cielo, todos podemos ser santos triunfantes:
Maestros, albañiles, doctores, soldados, barrenderos, chóferes, mendigos, reyes, niños, adultos, ancianos, jóvenes, hombres, mujeres, TODOS.
En esta vida somos santos militantes (es decir, estamos en un proceso de lucha por ser totalmente de Cristo) pero al entrar al Cielo seremos totalmente de Cristo (el triunfo es que gocemos por toda la Eternidad de la Santísima Trinidad).
Todos podemos ser santos triunfantes, porque todos estamos llamados por Cristo ha esta Vocación.
Para la Iglesia Vetero la santidad es vivir el Amor de Cristo en la vida diaria, apoyados por la paternal dirección de sus Obispos y sacerdotes. Alimentados y fortalecidos por los siete Sacramentos.
Para la Iglesia Vetero la santidad no es el cumplimiento de un conjunto de leyes. Para nosotros la santidad es cumplir los deberes que la divina Providencia nos ha puesto en la vida, con generosidad, amor, y lo mejor posible.
Para los católicos Veteros la santidad es vivir en Cristo. Amar como Cristo nos enseño. Perdonar como Cristo nos enseño.
San Agustín de Hipona escribió:
“Aunque todos se armen con la señal de la Cruz; aunque todos digan amén, y canten aleluya; aunque todos se bauticen, visiten iglesias y construyan Catedrales; los hijos de Dios y los hijos del diablo solo se diferencian por el amor.”
El día de nuestro Bautismo recibimos la semilla de la santidad, pero si no la regamos con una vida de oración, amor y buenas obras; si no permitimos que se nutra del Sol que nace de lo alto, el cual es Cristo, Mal. 4,2-7 a través de comulgar su Cuerpo y su Sangre, jamás crecerá esa semilla.
El Señor Todopoderoso ha bendecido a la cristiandad entera, pero de forma especial a la Iglesia Vetero mediante nuestros hermanos los Santos que ya gozan de Dios.
El Prefacio de los santos I lo expresa de forma clara y bella:
“Tu gloria resplandece en cada uno de los santos, ya que, al coronar sus meritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda con su intercesión, y por la Comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, luchemos sin desfallecer en la carrera y alcancemos con ellos la corona que no se marchita, por Cristo Nuestro Señor…”
Doy testimonio que en la Iglesia Vetero, la santidad esta más al alcance de todos, más que en cualquier otra Iglesia. Ya que los Sacramentos en la Iglesia Vetero están más al alcance de todos. Aquí no se les cobra por ningún Sacramento.
No se les rechaza por haber cometido un error personal. Los sacramentos los Instituyo Cristo PARA TODOS LOS BAUTIZADOS. Al recibir los Veteros los Sacramentos, vivir en el Amor de Cristo y luchando por ser mejores, es por lo que la Santidad es tan accesible en la Iglesia Vetero.
El próximo 1 de Noviembre, al Celebrar a todos los Santos, recordemos las Palabras de Nuestro Señor Jesucristo:
“Sean santos, como su Padre que esta en el Cielo es Santo.” Mt. 5,48
Si no has avanzado en el camino de la santidad te invito a que conozcas a la Iglesia Vetero, la cual es:
- Fuente de Santidad.
- Esposa de Cristo.
- Sacramento de Salvación.
Que Dios Trino y Uno te bendiga por la intercesión de todos los Santos.
+ Monseñor Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Vetero de México.
Hermanos y hermanas en el Corazón de Jesús:
En poco tiempo estaremos Celebrando la Solemnidad de Todos los Santos. Esta festividad observada el 1 de Noviembre en el Occidente, y el primer domingo después de Pentecostés en el Oriente es para celebrar a todos los cristianos que están en la Iglesia triunfante (=en el Cielo). Para pedir su intercesión y seguir su ejemplo.
En un himno de san Efrén del año 355, se habla de una conmemoración de todos los mártires el 13 de mayo, mientras que un sermón de san Juan Crisóstomo del año 395, muestra que Antioquia recordaba a sus mártires el domingo siguiente a Pentecostés, fiesta que con el paso del tiempo incluyo a todos los santos, además de los mártires.
La santidad es para los Veteros un don de Dios, un estado de Vida, es una Vocación.
Un santo es aquel que se ha consagrado totalmente a Dios. Es alguien que vive incendiado por el amor a Dios. Un santo es el que ama sobretodo las cosas a Dios, que ama a la Iglesia como a su madre y a toda persona como a sí mismo.
Un santo no es aquel que hace milagros, ya que el único que hace milagros es Dios, los santos interceden como Abraham intercedió por Sodoma y Gomorra Gen. 18, 16-33 o como la Virgen María intercedió en las Bodas de Caná de Galilea Jn. 2,1-12.
Un santo es aquel que hace de la recepción de la Eucaristía el Centro de su Vida Espiritual Jn. 6,54-58
Los santos mientras caminan en la Tierra tienen sus defectos y pecados 1 Jn. 1,8, pero luchan apoyados por la gracia de Dios por dejar de hacer lo que le desagrada a Dios.
El único que es perfecto, infalible es Dios.
Todos los bautizados somos santos, ya que por el santo Bautismo somos consagrados a Dios, tarea de nosotros es responder al llamado que Cristo nos hace de vivir en santidad.
Los santos que aparecen en el calendario son una paqueña parte (muy, muy pequeña) de los santos que hay en el Cielo, todos podemos ser santos triunfantes:
Maestros, albañiles, doctores, soldados, barrenderos, chóferes, mendigos, reyes, niños, adultos, ancianos, jóvenes, hombres, mujeres, TODOS.
En esta vida somos santos militantes (es decir, estamos en un proceso de lucha por ser totalmente de Cristo) pero al entrar al Cielo seremos totalmente de Cristo (el triunfo es que gocemos por toda la Eternidad de la Santísima Trinidad).
Todos podemos ser santos triunfantes, porque todos estamos llamados por Cristo ha esta Vocación.
Para la Iglesia Vetero la santidad es vivir el Amor de Cristo en la vida diaria, apoyados por la paternal dirección de sus Obispos y sacerdotes. Alimentados y fortalecidos por los siete Sacramentos.
Para la Iglesia Vetero la santidad no es el cumplimiento de un conjunto de leyes. Para nosotros la santidad es cumplir los deberes que la divina Providencia nos ha puesto en la vida, con generosidad, amor, y lo mejor posible.
Para los católicos Veteros la santidad es vivir en Cristo. Amar como Cristo nos enseño. Perdonar como Cristo nos enseño.
San Agustín de Hipona escribió:
“Aunque todos se armen con la señal de la Cruz; aunque todos digan amén, y canten aleluya; aunque todos se bauticen, visiten iglesias y construyan Catedrales; los hijos de Dios y los hijos del diablo solo se diferencian por el amor.”
El día de nuestro Bautismo recibimos la semilla de la santidad, pero si no la regamos con una vida de oración, amor y buenas obras; si no permitimos que se nutra del Sol que nace de lo alto, el cual es Cristo, Mal. 4,2-7 a través de comulgar su Cuerpo y su Sangre, jamás crecerá esa semilla.
El Señor Todopoderoso ha bendecido a la cristiandad entera, pero de forma especial a la Iglesia Vetero mediante nuestros hermanos los Santos que ya gozan de Dios.
El Prefacio de los santos I lo expresa de forma clara y bella:
“Tu gloria resplandece en cada uno de los santos, ya que, al coronar sus meritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda con su intercesión, y por la Comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, luchemos sin desfallecer en la carrera y alcancemos con ellos la corona que no se marchita, por Cristo Nuestro Señor…”
Doy testimonio que en la Iglesia Vetero, la santidad esta más al alcance de todos, más que en cualquier otra Iglesia. Ya que los Sacramentos en la Iglesia Vetero están más al alcance de todos. Aquí no se les cobra por ningún Sacramento.
No se les rechaza por haber cometido un error personal. Los sacramentos los Instituyo Cristo PARA TODOS LOS BAUTIZADOS. Al recibir los Veteros los Sacramentos, vivir en el Amor de Cristo y luchando por ser mejores, es por lo que la Santidad es tan accesible en la Iglesia Vetero.
El próximo 1 de Noviembre, al Celebrar a todos los Santos, recordemos las Palabras de Nuestro Señor Jesucristo:
“Sean santos, como su Padre que esta en el Cielo es Santo.” Mt. 5,48
Si no has avanzado en el camino de la santidad te invito a que conozcas a la Iglesia Vetero, la cual es:
- Fuente de Santidad.
- Esposa de Cristo.
- Sacramento de Salvación.
Que Dios Trino y Uno te bendiga por la intercesión de todos los Santos.
+ Monseñor Victor Hugo García Cortés
Arzobispo Vetero de México.
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